Edgar Varèse y la Pan American Asocciation of Composers
Aquella idea de integrar la labor compositiva en el continente cobra vida en 1921, año en el
que se funda la “Internacional Composers Guild”, de la que el chileno Acario Cotapos
participa como miembro del consejo. Este emprendimiento lo lleva adelante Edgar Varèse9
junto a Carlos Salzedo. Tras su interrupción en 1927, nuevamente Varèse junto al
norteamericano Henry Cowell y al mexicano Carlos Chávez, en un segundo intento fundan la
“Pan American Association of Composers” en la que participan activamente el argentino José
André, el uruguayo Eduardo Fabini, el brasileño Heitor Villa-Lobos, el cubano Amadeo
Roldán, designado director de la sección de Las Antillas, el chileno Acario Cotapos y la
norteamericana Ruth Cradwford, entre otros.
Francisco Curt Lange y el Americanismo Musical
Casi por los mismos años y debido al difícil cuadro político-económico por el que atraviesa
Europa a causa de la guerra, viaja hasta América el germano-uruguayo Francisco Curt Lange
(1903-1997) quien, entre 1926 y 1948, se establece en Montevideo. Es el momento en que
América Latina vive el resurgimiento de un sistema estatal que impulsa la educación y la
cultura. El Estado uruguayo le concede la creación de una organización musical estatal
centralizada: la discoteca del “SODRE” (Servicio Oficial de Difusión Radiotelevisión y
Espectáculos).
En 1934, de “El Americanismo Musical”, donde plantea principalmente la integración
musical a lo largo de toda América, incluido Estados Unidos, planteamiento que sigue
escribiendo en distintos artículos hasta 1939 y publicados en diversos medios de
comunicación en Nueva York, México, Santiago de Chile, La Habana, Montevideo, Buenos
Aires, Caracas y Río de Janeiro.
El dodecafonismo
Es introducido en Latinoamérica por primera vez en Argentina en 1934, por
el compositor y teórico musical argentino, Juan Carlos Paz (1897-1972).
Las primeras experiencias experimentales de música en América Latina surgen en Chile
alrededor de 1960. A esta fecha, la llamada “música concreta” ya había sido difundida a
través de audiciones y conferencias en la Universidad Católica de Santiago, gracias a los
aportes de José Vicente Asuar y Samuel Claro.